Exilio

 

 

                   


EL EXILIO

En el invierno de 1939 unas 465.000 exiliados republicanos cruzaron la frontera de Francia para llegar a un país en el que la crisis económica y el control político por parte de la derecha fascista y xenófoba alentaban el rechazo social hacia los refugiados que allí llegaban. De ello se hace eco la prensa internacional de esos años haciendo que surjan organismos internacionales de ayuda al exiliado gestionados por el Comité Internacional de Coordination et d’Information pour l’Aide à l’Espagne Républicaine (CICIAR) creado por el gobierno de la República en 1936.

A pesar de ello, los exiliados republicanos se convirtieron en un problema económico y político para el gobierno francés por lo que se buscó su repatriación a España o la emigración a países como México, Chile y República Dominicana. De esta manera, según Ramírez (2008), el 31 de diciembre de 1939 los exiliados  que seguían en Francia eran unos 182.000 (pp. 19-42). Al mismo tiempo, el exilio republicano que se dirigía hacia el norte de África comenzó con la flota republicana que salió desde Cartagena el 5 de marzo de 1939 y continuó hasta llevar a 8000 asilados a Argelia, 4000 a Túnez y 1000 a Marruecos, lugares donde los hombres fueron internados en campos de trabajo como los de Morand y Suzzoni en Argelia o el de Rélizane en Orán, mientras las mujeres y niños  eran llevados a centros de albergue.

Latour de Carol, Bourg Madame, Prats de Mollo, Le Perthus o Cerbère fueron los puestos fronterizos de los Pirineos Orientales por los que se llegó a Francia y que se llenaron de mujeres, niños, ancianos y, posteriormente, de combatientes que huían del avance de las tropas de Franco y de la retirada de la población civil y militar tras la evacuación de Barcelona tras la caída del frente del Ebro. Hay que tener en cuenta que los pasos fronterizos estuvieron cerrados para refugiados civiles hasta el 28 de enero y que solo a partir del 5 de febrero las autoridades francesas permitieron la entrada de combatientes para internarlos en campos de concentración (Moradiellos, 2001).

A su llegada a Francia, se les trasladaba a un campo de selección, triage, para posteriormente llevarlos a campos improvisados llamados centres d´accueil. El 1 de febrero de 1939 se abre el campo de Argelès-sur-Mer al que le sigue el día 8 de febrero el de Saint-Cyprien para los exiliados que pasaron por los puestos fronterizos de Le Perthus y Cérbere. Los campos de internamiento de Arles-sur-Tech y Prats de Molló se abrieron para los que entraron por los puestos fronterizos de Vallespir y de la Cerdaña. Todos ellos estaban fuertemente vigilados por la policía francesa y por tropas coloniales y en ellos se vivía en condiciones infrahumanas de hacinamiento, de mala higiene y alimentación que hicieron que la enfermedad y la muerte estuvieran siempre presentes.

Con el tiempo el número de campos fue cada vez mayor: el de la playa de Barcarés, el de Adge, en el que estaban principalmente exiliados catalanes, el de Bram, para los exiliados de más edad, el de Gurs, para los aviadores vascos y miembros de las Brigadas Internacionales, el de Judes para obreros cualificados o el cercano al pueblo de Couiza, para mujeres y niños.

De forma paralela se crearon campos disciplinarios para los refugiados considerados como especialmente peligrosos: la antigua fortaleza templaria de Collioure para militares españoles y miembros de las Brigadas Internacionales, el campo de prisioneros de Vernet-d’Ari`ege, donde fueron la mayoría de los anarquistas de la Columna Durruti, o el de mujeres de Rieucros.

Los extranjeros sin nacionalidad y de sexo masculino de entre 20 y 48 años con derecho de asilo se vieron obligados por el gobierno francés a prestar servicio para las autoridades militares francesas dada la proximidad del comienzo de la Segunda Guerra Mundial. Los republicanos españoles podían prestar servicio de cuatro maneras diferentes: 

  • Contratados por patronos agrícolas o industriales.
  • Perteneciendo a una Compañía de Trabajadores Extranjeros (CTE) destinados especialmente a la fortificación de las líneas de defensa francesa, línea Maginot y la frontera italiana o en la instalación de la Pipe-Line.
  • En la Legión Extranjera durante de 5 años.
  • Regimientos en Marcha de Voluntarios Extranjeros (RMVE). 

De esta manera, solo podían permanecer en Francia las familias de aquellas personas que tuvieran empleo, estuvieran incorporadas en las CTE, en las RMVE o en la Legión y de los republicanos cuyo regreso a la España franquista supusiera un peligro para sus vidas. Los refugiados que se negaron fueron internados como prisioneros, no como exiliados políticos, en los campos disciplinarios de Collioure o Le Vernet.

Menos de 1000 españoles se alistaron en la Legión y mientras que en las RMVE, por el contrario, se alistaron unos 6000 pues la primera se asociaba a la Legión franquista o al Tercio de Extranjeros y la segunda se consideraba como la única forma de incorporación al ejército de Francia.

El 14 de junio de 1940 París es ocupada por los alemanes. Muchos exiliados son hechos prisioneros por los alemanes por colaborar con la Resistencia francesa o cuando trabajaban en las Compañías de Trabajadores y en los Batallones de Marcha y terminaron, finalmente, siendo deportados a campos de concentración.

 

 

 

Autor:  Beatriz Lozano Herrero

 

 

 

 

REFERENCIAS

 

 (*) IMAGEN: Los campos de refugiados en la prensa francesa. La llegada de los refugiados al campo de Prats de Molló. L’illustration. Nº 5006. 11 febrero de 1939. Paris.